Quilmo asoma como la carta más firme para la futura cárcel de Ñuble

La teleserie por la nueva cárcel regional parece encaminarse a su capítulo decisivo. El ministro de Bienes Nacionales, Francisco Figueroa, confirmó en conversación con Radio Interactiva que los terrenos militares de Quilmo, en Chillán Viejo, se encuentran en una fase avanzada de estudios para convertirse en el emplazamiento definitivo del penal largamente esperado en Ñuble.
Según explicó, equipos técnicos de Gendarmería y del Ministerio de Justicia ya realizaron visitas a la zona y están cerrando informes de factibilidad para determinar si el predio cumple con los requisitos de seguridad, conectividad y operatividad que requiere una infraestructura de gran escala.
“Hay conversaciones y no solo eso, también se hizo una visita a la destinación al Ejército con los equipos de Justicia y Gendarmería. Están terminando de hacer los análisis de factibilidad para ver si es el terreno más idóneo para la cárcel”, sostuvo el ministro.
El sitio pertenece al fisco, aunque actualmente está entregado al Ejército para ejercicios y prácticas de tiro. Figueroa aclaró que la eventual instalación del penal no significaría ocupar toda la superficie, sino solo una fracción.
“No se necesita toda la destinación, pero sí vamos a excluir un sector para la cárcel. Esto no puede afectar las actividades del Ejército y podríamos destinar otro terreno para esas labores. Lo hemos hecho en otras regiones, ajustando terrenos de uso militar sin sacrificar sus funciones”, explicó.
La Región de Ñuble arrastra desde su creación, en 2018, la urgencia de contar con una cárcel moderna. El actual penal de Chillán, emplazado en pleno centro de la ciudad, está colapsado y ha sido cuestionado por sus condiciones de seguridad y habitabilidad.
En el camino, se evaluaron opciones en Chillán Viejo y San Nicolás, pero fueron descartadas por la oposición de vecinos y autoridades locales. También se barajaron predios privados, sin éxito por falta de factibilidad.
Quilmo surge ahora como la alternativa más concreta para resolver un problema estructural que incide directamente en la seguridad pública y en las condiciones de vida de los internos.
Aunque Bienes Nacionales ya abrió la puerta, la decisión final corresponde al Ministerio de Justicia, que deberá determinar si Quilmo es efectivamente el terreno más idóneo. De ser así, comenzará un proceso de coordinación con el Ejército para ajustar la destinación y habilitar el lugar para el proyecto.
Se trata de una definición clave para Ñuble, pues las estimaciones señalan que la construcción de un nuevo penal podría tardar al menos cinco años en materializarse.
Mientras tanto, el debate sigue abierto y la expectativa crece en la comunidad y entre las autoridades locales, que ven en Quilmo la opción más seria para destrabar, de una vez por todas, la instalación de la nueva cárcel regional.