Entre amenazas y presiones: comercio pirata le ganó la pulseada al alcalde en la Fiesta de la Longaniza

La Fiesta de la Longaniza 2025 fue récord: 200 mil personas, millones en ventas y pura fiesta chillaneja. Pero no todo fue chorizo y alegría: los famosos toldos azules metieron ruido y dejaron la embarrada en el Paseo Arauco.
Los vendedores ambulantes se instalaron a la mala, y aunque los pillaron y los sacaron dos veces, a la tercera terminaron quedándose.
El propio alcalde Camilo Benavente confesó que la cosa se puso brígida, con amenazas y todo, y que para evitar un despelote mayor, Carabineros sugirió dejarlos vender.
Desde el comercio formal no se aguantaron: la Fedecomtur disparó con todo y dijo que lo del municipio fue “una claudicación”.
Más encima, advirtieron que esto abre la puerta para que los ambulantes que ya no pueden vender en Santiago se vengan derechito a Ñuble.
Al final, la longaniza estuvo rica, el carrete prendido y los números de venta dejaron contentos a varios. Pero la polémica por los toldos azules dejó la sensación de que la fiesta más sabrosa del sur también tuvo su trago amargo.