Cristóbal Castillo: viva la alegría y amistad ahora, no después

Se fue Cristóbal Castillo. Y con él, una de las personas más alegres, creativas y radiantes que alguna vez conocí.

Tenía esa energía que transformaba cualquier espacio, que convertía lo cotidiano en algo especial. Era pura chispa, pura risa, pura vida.

Cuesta asumir que a veces dejamos que la rutina, la distancia o el tiempo nos alejen de personas valiosas.

Y cuando esas personas ya no están, queda el silencio incómodo de lo que no se dijo, de lo que no se cultivó como merecía. No por falta de cariño, sino por esa trampa de creer que siempre habrá otra oportunidad.

Hoy queda el recuerdo de su alegría, y también una lección: cuidar las amistades que nos hacen bien. Estar presentes. No posponer el afecto. Porque la vida no espera.

Gracias, Cristóbal, por todo lo que diste. Que tu alegría siga resonando en quienes tuvimos la suerte de conocerte.

Un día nos vamos a encontrar de nuevo, vamos a abrazarnos y vamos a volver a reír, porque estaremos más completos que ahora.
Te voy a extrañar, amigo.